martes, 28 de noviembre de 2017

LAK-BERNA N°24



Directora :Gladys Cepeda
https://lak-berna.blogspot.com.ar/2017/
Gracias por sumarse, participar,visitar ,difundir y dejar difundir en sus grupos

en facebook

a los mensajes de apoyo, esto es muy importante ya que logra que mas personas conozcan la publicación y puedan participar o compartirla Tambien a los medios que me han hecho notas para llegar hacia lo infinito !!!!!!!!!!!!!!

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Lak-berna Revista https://www.facebook.com/pages/Lak-Berna/649006895208007 y LAK-BERNA Grupo en FB donde pueden publicar su material
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a la artista Plástica Beatriz Palmieri por hacerme el logo para la revista
 

Editora Y rec0piladora : Gladys Cepeda




Invito a visitar las 2 Antologías de LAK-BERNA 


https://www.yumpu.com/es/document/view/58471804/2-antologia-2017-revista-lak-berna

https://www.yumpu.com/es/document/view/59459383/lak-berna-antologia3pdf-2


 Una edición especial donde participaron escritores y artistas visuales que participaron desde los principios de la revista

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Gracias por sus palabras !!!!!!! de apoyo
Un saludo para todos

Ezequiel Martin Buono

                                   Pintura de Johnny Palacios Hidalgo

PARA RATO
Contamina el prudente
con su secta primaria
avalancha de histerias
bien domesticadas

su consejo es notable
nunca entiende el sistema
entorpece la nostalgia
con memorias ajenas

malgastando su asombro
recupera su condena
peregrino sin destreza
olvidando ver de cerca

otro nido alimenta
con legados de antemano
atesora intuiciones
de liviana soledad

permanece distraido
en su tibia sensatez
lustra el cielo mientras llueve
compra tiempo y lucidez




EL ADIVINO
Mas de lo mismo
un solo escenario
revueltas las venas
en tiempo y espacio

real curacion
desde el infinito
protege el filo
de lo distinto

sorpresa excesiva
atento distrito
se obtiene el silencio
en otro destino

cambian los vientos
supera la accion
devuelven el costo
de la distraccion

quizas no era tanto
se fue sin cumplir
conservan la trampa
para no sufrir

Cuando me hipnotizó
me hundí
tan hondo...

(C) Esther González Sánchez


                                                    Pintura de Pedro Morales
 
¿DÓNDE ESTÁS?

¿Dónde estás agua mía?
Tu desgranado encanto y corazón solemne
me desnudan a ciegas,
 
y a tientas, con tus sílabas,
veneras mis perfiles,
 
como a la caña frágil de los trigos
el hambre de los pájaros.

Astro mío, estela que no cesa
y en delantal de rosas
 
me brinda sus horarios:

Escribo desde ti,
cual si fueras molino
que muele en su fatiga mi desdicha
o río que me acoge en sus meandros,
acaso por velarme lo triste y lo vacío
que vive en la espalda de los besos.

A veces te persigo
como a una bendición extraviada,
y a veces me despiertas cual grito enajenado
que aborda mi ropaje de viuda
llevándome a un estruendo de cerezos,
como si fueras árbol
y en tu boca de agua
bebieran mis raíces.




ALZHEIMER
SI cesa la memoria,
¿A dónde va el recuerdo si cesa la memoria?
¿Dónde la identidad hundida y pálida
se inclina a vertebrar
esa espiral de humo que ensombrece el instante
andariego de auroras?
/
¡Oh noche virginal, oscura y fría
y de áspero racimo:
¿Por qué pones raíces en todo lo que se ama
y te llevas los cantos
y el cántaro del agua en que bebimos?,
/
¡Cuánto espacio ocupa considerar las rejas
en que viven tus pájaros como reos al uso,
y la solemnidad de imaginarte
sin ese cerca-lejos que te hace indiferente
cuando vuelca en ti el mutismo
de apagados jardines
y sabemos por qué lloran sus flores!

Carlos Enrique Saldivar

 
Algo en la cara




—¡Ag! —exclamó Marina—. ¡Mamá!
Su madre fue a socorrerla.
Observó lo que la joven tenía en el pómulo derecho: una arruga.
No es posible —dijo la chica—, solo tengo veinticuatro años, no puedo tener esto. Mami, por favor, ponme alguna de tus cremas milagrosas. ¡Debo salir esta noche con Jaime!
—Hija, en menos de una hora te borraré esa imperfección.
Dicho esto, la mujer llevó a Marina a su habitación y le colocó una pomada en el rostro, se lo frotó durante cinco, diez, quince minutos. La muchacha no se mostró impaciente. Su progenitora trabajaba en el negocio del cuidado de la belleza desde hacía treinta años. Sabía lo que estaba haciendo.
Tras veinte minutos de frotación, la mujer le dijo a la joven que se recostase en la cama. Le tapó los ojos con un paño húmedo, indicándole que pasara lo que pasase no hiciera ningún movimiento.
—Sentirás un ligero piquete, hija.
—¡No, mami, me va a sangrar! ¡Me veré peor!
—Te vas a curar, ¡hazme caso!
—Pero mam...
Claramente es una arruga. No deberías tenerla hasta dentro de varios años. ¿Lo comprendes? Si no detenemos este proceso de una vez, tu rostro se pondrá viejo, se llenará de esas horribles imperfecciones.
—¿Cómo? ¿Por qué?
—Porque así ha sido siempre. Ahora, ¡haz lo que te digo!
La joven hizo caso, se dejó caer sobre el camastro, recostó su cráneo sobre la almohada, no veía nada debido al paño. Temblaba un poco. Dijo:
¿Me contarás todo después, mamá: la verdad sobre esa fea arruga?
Te lo contaré en cuanto te haya curado. Solo espera cinco minutos. Entonces sentirás un pequeño piquete y habrá terminado todo.
La madre aguardó a que la arruga se hinchara; esta lo hizo en dos minutos. Medía un centímetro, creció a dos, llegó a tres. Marina no parecía sentirla. La extraña cosa se movió, le nació una pequeña cabeza que denostaba unos ojos saltones. Un hoyuelo rectangular parecía ser su nariz. Su diminuta boca contenía una veintena (hasta donde podía observarse) de filosos dientes. La mujer escrutó aquella cosa roja.
—Así que aquí vamos de nuevo —murmuró.
—¿Todo está bien, mamá?
Sí, hija, ya casi está. Por favor, no emitas ningún sonido.
La monstruosa y pequeña criatura estiró su cuello de un centímetro y medio de largo. Miraba con odio el rostro de Tatiana, la madre. La deformidad emitió un sonido ligero. Y abrió la boca, mostrando sus terribles colmillos, los cuales comenzaban a crecer.
—Este momento llegaría tarde o temprano. Menos mal que fue temprano.
Tatiana hundió una aguja en el cráneo de aquel ser, el cual murió de inmediato. La mujer lo sacó del rostro de su hija usando los dedos. El notable agujero rápidamente se cerró.
—¿Sentiste el hincón?
Sí, mami, y no dolió nada.
—Perfecto. Ahora toma asiento, hablaremos de madre a hija.
—De acuerdo, mami, cuéntame, soy toda oídos.

******

Marina había ido a la fiesta. Volvería temprano. Tatiana había tardado más de una hora en contarle la historia de su familia. Aunque la joven se mostró asqueada al principio, terminó aceptando la cruel verdad. Bastante sorprendida por lo narrado, decidió salir de todas maneras, sobre todo cuando supo el lado positivo del asunto: en adelante sabría cómo mantener su belleza, al mismo tiempo que sabría cómo desprenderse de aquellas siniestras cosas que su cuerpo contenía, y que eran parte de ella, como una extremidad o un órgano.
«Si escuchas aquellas voces, no tengas miedo, tan solo ignóralas, tu interés las despierta; al sentirse despreciadas se irán, ellas buscarán alguien más de quien alimentarse. Recuerda, tu organismo puede resistirlas, aunque no más de un mes, has de pasárselas a alguien. No sé de otras personas que, como nosotras, puedan resistirlas más de unas pocas horas dentro de sus cuerpos. Somos especiales. Es algo innato, natural, no has de temer, es así como somos, no hay modo de evitarlo, hemos de convivir con esas cosas; no tienes muchas en tu interior en este momento, y lo bueno es que ya saben quién manda. Aprovecha hoy esta salida para liberarlas. Sé que, al igual que tú, elegirán bien. Les gustará Jaime, es guapo, lozano, vital».
«Así lo haré, mami, pierde cuidado. No sé por qué me siento bien, como renovada».
Tatiana se plantó frente al espejo de cuerpo entero; se quitó la blusa y el sostén.
Una diminuta cabeza surgió de entre sus pechos. La horrenda criatura susurró:
Lo hiciste bien, madre. La noche aún es joven, ¿podrías darme de comer?

lunes, 27 de noviembre de 2017

Mario R. Avalos

                                             Pintura de Pavel Aubrecht

Una batalla ocurre entre Internet y la poesía
gana Skynet
códigos nucleares para un poker de Aces
dejame plastificar tus emociones
¡por favor dejala morir!
Ella flasheaba con Pizarnik
quiere conocerla
como alcanzar tu fuego
como dejarme matar por Ti



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Bailar entre lobos y cuervos
un gris perlado en tus ojos
pero lo increíble sucede
como nunca antes
nunca después
En la ruina de tus palabras nacerá
una poesía
La ultima herejía al final de tu vida


.....................................................

Pondremos fin a lo inconcluso
bajo un cielo infinito
hombres lobos y zombies devoran poesías
descansamos en lo imperdonable
vemos al mundo ante nuestros ojos
Nos burlamos
Nos negamos y ocurre
un grito que atropella a los ángeles
en sueños vuelvo a ver tus ojos
de formas perfectamente quebradas en la Luna
Porque antes del amor suspiraba tu nombre
antes del amor vivía bien.




Sergio Fi fitteom

                                                    Pintura de Tolouse Lautrec

                                                                 MESITA

Me levanto despacio sin hacer mucho ruido. Igual ella no se despierta tan fácil, su dormir se ha vuelto pesado. De largo alcance. Como buscando ser eterno. La contemplo mientras me voy poniendo la ropa. Le miro la cara y los brazos flacos que le cuelgan al costado del cuerpo. Es impresionante lo vieja que está. El espejo del baño me recuerda que a mí también el tiempo me ha pasado. Decido ir hasta la panadería para comprarle algo dulce, rico, como a ella le gusta decir. Hoy es su cumpleaños, Dios mío 60. De chico pensaba: pobre la gente de 60. Ahora soy esa gente y no puedo hacer nada. Mientras camino me acuerdo lo buena que estaba cuando andábamos de novio y las peripecias que hacíamos para mantener relaciones sin que los padres de ella se dieran cuenta. Cuando regresábamos a su casa luego de unas cuantas acabadas nos mirábamos a los ojos y nos decíamos que ya no éramos los mismos, que habíamos cambiado y que se iban a dar cuenta de que andábamos cogiendo escondidos. Por eso; y por tantas otras cosas que vivimos a lo largo de muchos años; es que yo le voy a comprar algo para luego despertarla con un beso y festejarle el cumpleaños aunque a ella el tema la tenga sin cuidado. Ya en casa le preparo un café bien negro, como siempre. Le acerco la mesita de cama junto con las masas y la torta y se la dejo a un costado. La beso en la frente y de a poco se va despertando. Me mira desde la profundidad de sus ojos celestes helados. Me pregunta quién soy. Como lo viene haciendo desde hace tantas mañanas cuando la despierto, ya ni me pregunto cuántas, yo le digo que soy Papá Noel y ella se queda conforme. Ubica sus almohadas y realiza un gesto que me hace pensar que se va a levantar de la cama. Pero es solo eso. Ella no camina desde hace años. Me mira una vez más. Hace cara de asco y se tapa los ojos. Vuelvo a besarle la frente y la dejo sola. Sé que cuando vuelva a verla no habrá nada en el plato. Yo me pondré un poco contento. Solo un poco. Y será el momento de retirar la mesita.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Raúl Pérez Arias

                                               Pintura Tom Sętowski 
INERCIA

Atravesó el carrusel
instante de un sueño;
fijó su oído en un vals de Strauss.
Descolgó del perchero
la modorra del día
y partió a comprar sahumerios
a la hora del te.    


PROFECÍA

Oí cómo caía
al volcán de las tinieblas
la profecía egipcia
y desde entonces
nunca más le mentí
a mi tristeza.

Jessica Ruidiaz


 
                                                 Pintura de Pablo Picasso
LA NOTICIA

Llegar pronto sin poder correr
Apretar el puño hasta sangrarlo
Quedar vacíos de pensamiento y metáfora
¡Pronto a tu lado, pronto a salvarte!
O a creer que te salvo
La espera, la mirada de ellos, en el piso
Y en el sueño, la mirada ausente
Agotar el recurso o anestesiar el alma

Entonces, despacito, se agolpan imágenes en mi mente.
El galope de corceles… tu manito aferrando mi dedo.
El sol furioso del amanecer… tus ojos cerrados para siempre.
La plaza llena de palomas… la ridícula cruz con tu nombre.
El paisaje amarillo del otoño… tu pequeño cajón en mi regazo.
 El canto de los pájaros… mis senos llenos de amor y lágrima
La melancolía de la casa silenciosa… la cicatriz cerrada de mi vientre

La noticia era esto
Y mientras una parte de mi cuerpo corre lejos, a tu lado
La otra aún te espera para salvarte o salvarse
O creer que se salva.
 
 
EL HOMBRE QUE NO LLORA

Eres arena que corre por los dedos
Y las olas que te mojarán
Eres un cactus en medio del desierto
Un florido paisaje y un huracán.
Musa de mis versos, fantasma del olvido.
Tan huérfano de madre y de hija
Nunca te he visto llorar.

Tanta dureza hay en tu llanto seco
En tu caricia pobre, en tu soledad
En tu hambre de milagros
Y en tu afán de amarme 
Hasta el mismísimo infierno
Y más allá.

Eres un florido jardín de invierno
Un recuerdo perdurable y además
Un enjambre de amor en cautiverio
Fortaleza cuando quiero renunciar.

Eres el hombre que no tiene lágrimas
Porque se gastaron de esperar.
Me conmueve tu fuerza animal, tu quimera.
El genuino amor que nos une y tu paz.

 

Lucia Villarreal


                                                      Pintura Anna Roberts

La luna, la duda y las cucharas:

Era junio, o 1999, o abril de 2010, aunque tal vez fue ayer.
No había luces en casa,
 podía verme las rodillas.
El delineado de los árboles
 era lo mas brillante del cielo.
El pasto quemaba.
El silencio era un rico perfume a abejas
y amatistas.
De pronto, sentimos que el mundo se acababa. Yo llore, para variar.
 Vos teñiste el desastre con marañas pluscuamperfectas.
Alguien, tres casas más allá, o veintitrés,
 o tal vez en algún lejano lugar -todavía conurbano, pero si mal no recuerdo, creo que era Polonia- creyó que la luna cada tanto se acercaba con los cráteres ahumados y rojizos.
Me llamaste.
No atendí.
Hablabas en lenguas ignotas, un tanto dulces, debo aceptarlo,
a pesar de que fue incómodo.
Quizá era el polaco, el polaco del conurbano que vive a una casa de distancia,
que si bien recuerdo, me habló horas atrás.
Si tan solo fue hace un par de minutos. Lloviznaba.
El teléfono estaba desconectado/
El sol dolía de azul.
Yo desperté sabiendo nada.
Me miré en el reflejo de la cuchara
más deforme del baño.
En el revuelo de tantas idas y vueltas,
lo único que puedo asegurar es que la luna seguía abalanzándose hacia mi.
Jamás se había visto tan bella..



Crisis 47°:
¿Dónde se escribe?
¿y como se escribe?
¿Y cuando, de que lado, con que mano, con que música?
¿Rodeada de gente? Casa vacia
O encima de mi, y a pasos de mi
A ojos de mi, aguas,
A verdes, a pelos
A raíces
Hamacas-paraguas-montes-calaveras
Pantalones rotos-uñas arrancadas-quemaduras e sol
Madrugadas/potasio
Estupidizada por el exceso de desodorante en la habitación
¿y con cual de mis 15 tristezas
O 3 profundas melancolías
17 felicidades? ¿Cuáles elijo?
Puedo mezclarlas o exagerarlas ¿no?
¿Qué decis?
Personalmente, para escribir lo que sea
Ya me olvide que sentir.


Lunas:

Marita Rodríguez-Cazaux

 


DESIERTO DE LUZ EN LA ESCALERA
A ciegas, alas ateridas serpentean
el bronce que en caracol asciende.
Hierros de soledad agobian
en la penumbra.
Tantea el pie la sombra del abismo
y contra la pared, la espalda,
es un cuenco de sal.




Ayer,
cubierto de alborada
en elástico malabarismo
el arco perfecto de los pies
una convexa caricia prometía.




Ayer,
todo mi cuerpo era,
un destino de luz irreverente
que trepaba
de dos en dos, la vida.









GESTO
Has olvidado llevarte el ademán
más frecuentado. Esa particular manera
que tenías de pasar sobre la frente la mano,
ladeada la cabeza, la mirada más allá del escenario.




Me ha parecido siempre que intentabas
barrer de tu recuerdo algún espanto.
Una pena silente. Un sentimiento huérfano.




Hoy, trato de encontrar el mismo gesto.
Aquella misma expresión de lejanía,
misterio que cierra el pensamiento.




Quizá,
en este batallar exista el milagro
de volver a encontrarte y pueda,
Evocación amada –
estirar el brazo, aproximar el pecho
y retenerte.