domingo, 16 de julio de 2017

Juan Borges

                           Artista      Jeff Christensen 

Ríos de sangre



Una mañana opaca y gris como todas mis mañanas desperté colmado de sangre en mi saliva. Ríos de color rojo, colmados de flores y banderas negras se apoderaban de mi aliento. Ríos me arrinconaban contra mi cama, desbordados no me dejan salir de ella .La encrucijada me arrastra a un terreno inhóspito donde seguramente no podre evadirme .Soy su víctima y ese designio es inquebrantable .Sin embargo mis venas aun no han explotado .A la hora del violento rito de crispar mis ríos de sangre no he podido cejar en mi propósito.
Hay letras de canciones en donde puede ser que alguna vez viví la inmensa celebración de la vida .Hoy me desborda la monstruosidad de estos océanos de gente sangrante que me mira a los ojos. Pero nunca comprenderán mi juego .La noche siempre se clava dagas sanadoras en su pecho .Ya nadie puede salvarme.
Es más fuerte el designio atroz de beberme mis plaquetas, las que han quedado. Putrefactas .Tiritando de frio hasta quedar enmudecido
.Ríos de sangre me acechan .En mis encías, en mi boca, en mi nariz, en mi orina, en mi respiración. Hay sangre .No ofrezco hostilidad ni contienda, me entrego .Me desnudo hasta perderme en su voracidad ilimitada. 



 

Esquizofrenia


Desde que me han encerrado en este lugar me siento más neurótico .He olvidado nombres, lugares y situaciones vividas. Aquellos monstruos que antes me asolaban solamente durante la noche y en sueños, ahora me asedian permanentemente .Todavía no logro diferenciar sus voces de sus rugidos, su lamento de su euforia .Se que lo lograre.
Me encerraron ya no recuerdo cuando, tal vez hace un día, un mes o hace años. Como recordarlo .Los médicos me diagnosticaron insania mental, esquizofrenia, traumas de asociabilidad y categorías por el estilo .No entiendo demasiado esas patologías, ni el color de mi habitación.
Tengo un inmenso jardín que me rodea .Durante las mañanas escucho el canto de los pájaros, que se posan en las ramas construyendo himnos encriptados que solo ellos comprenden. Posiblemente hagan referencia a mi conducta, a mi insania. Sus colores, sus sabores, sus tonalidades me son ajenas. Sin embargo, estoy comenzando a interpretar las.
Algunos seres que me atraviesan por las noches son oscuros y me provocan mucho daño .Otros un tanto menos. Mis salidas al jardín son como una transmutación a la luz, a la vida.
Antes al menos escribía. Mucho. Poesía, cuentos, prosa. Ya mis dedos están paralizados, debido a la medicación, a las torturas, a los golpes. A las curaciones espirituales y a las oraciones...Todo aquello pertenece al pasado, cuando mi sitio se encontraba del otro lado del muro.Donde viven los mortales, los grises, los formales, los sanguineos. .Pobres de ellos, se creen a salvo y de esa manera ignoran este lado del muro. Pasan por la muerte y fingiendo su inexistencia ni siquiera me miran, nos miran. Ya no tengo uñas, ni dedos, ni cabellos. Soy una tumba.
Afortunadamente he olvidado palabras, las fui negando poco a poco, sustantivos, verbos, adjetivos. Qué más da?
Me asisten cadáveres, seres en descomposición, cuerpos desnudos sin sexo. Los lamo , los saboreo sin sentir nada. En mi habitación he logrado acumular unos cuantos, al menos mi extrema soledad se hace más llevadera.
En cuanto a esos miserables que supieron fingir afecto, dulzura, orgasmos los he ido olvidando poco a poco. Ya no los necesito. De nada sirvieron, al contrario han sido los culpables de este padecimiento. Un mundo que me domestico para ser el muerto que soy .Las escuelas, las iglesias, las oficinas públicas solo fueron motivos para desfdigurar mi mente .De niño supe alimentarme de cariño y estupidez. Me han violado mis mayores, y los seres cercanos a mí. Los demás apenas observaban cómplices, sin emitir opinión ni juicio.
A mis padres se los llevaron una tarde. Nunca volvieron. Irrumpieron varios hombres armados .Una patota. Mis hermanos y yo fuimos separados. A mí me toco la peor parte .Las peores aberraciones. Y de fondo un mundial de futbol que nunca comprendí.
Me crio un señor que nunca llegue a querer. Siempre uniformado. Severo, cruel, patriótico, católico. Cuando cumplí los dieciocho años tome la firme decisión de matarlo .Nada corría en mis venas .Ni resentimiento, ni venganza, ni dolor. Lo mate.
A partir de allí ya no tuve miedo a nada .Sera por eso que en este lugar disfruto del sol, los pájaros, los colores, la música y principalmente el aullido de esos seres podridos que me acosan día y noche. Ya no tengo miedo. Después de todo uno aprende a sobrellevar el horror. Nada es ajeno cuando uno se acostumbra a él.




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