jueves, 13 de abril de 2017

© Hugo García Castellano


PROMESA Y ESPERANZA
Yo seguiré escribiéndote versos
por encima de mis penas,
más allá de mis horas y de tragos salobres.
Seguiré poniéndole cascabeles
al silencio de la noche
y amarrando madreselvas
para perfumar tu nombre.

Yo seguiré buscando entre la sombra
la luciérnaga altiva
que pondrá una luz inmensa
a mi última mirada,
que te buscará insomne,
en los pliegues de esa noche,
para encontrarte siempre, sin importarme dónde.

Caminaré a tu lado, aunque tú no lo notes
cuidaré que las rosas se abran a tu paso,
cantaré sin que me oigas
lo que escuchamos juntos,
hasta que el primer beso
le puso a aquel instante… ¡Resplandor al ocaso!



Y SIN EMBARGO…
AMAR TANTO A LA VIDA

Cuántas veces
yo mismo me sorprendo
de amar tanto a la vida;
la vida aún apresada
en la sal de una lágrima,
en la madera profunda,
en el rincón más lejano del silencio.

Vida, vida al fin
la que puede tocarse con los dedos
la del perdón agonizando
en el pétalo olvidado de una rosa,
n la hiriente luz del medio día
en el árbol azul
en los sueños atrevidos
en los dioses que juegan
también a amar la vida.

Cuántas veces
yo mismo me sorprendo
de estar hablando solo
esta mi locura sin inviernos,
collar de perlas
en el fondo del océano,
espíritu del vino
postrado en la cárcel del racimo,
madre lactando su criatura
en el seno de una loba.
...locura sin horario
sin encuentros en la esquina
sin temblor en los labios
sin oro, ni diamantes, ni dinero,
locura de un gusano
arrastrándose
en la piel virginal de una doncella
viajando en la nariz de una pantera
o en un rayo hacia la luna.

Amar tanto a la vida
hasta querer la muerte
al árbol
hasta querer el fuego,
el agua
hasta amar el desierto.
Amar tanto a la vida
ciegamente
hasta que ella misma decida
el color del sueño
que jamás despierte.
 
POEMAS URGENTES (1992)

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