lunes, 18 de julio de 2016

Cerro Aislado

                                                         

 

                                                   Pecados brillantes

En el silencio de la noche se escucha
lo que trajina bajo la cubierta de mi cráneo.
Brillantes pecados oscuros germinan
en ese tono de media luz que traen las pesadillas.
Sé que al final se abrirán mis ojos dormidos
y cada cosa tendrá su lugar, donde corresponde.
Cuelga un reflejo del sueño en la pared,
desvaneciéndose en la humedad que trae el amanecer.
Me agoto siguiendo la imagen en lo gris,
confundido, mudo e incomprensible el sueño se evade,
se me escapa en una oda inacabada,
                                   impidiendo que nazcan mis oscuros pecados brillantes.


                                                 Círculo íntegro

Conozco todas tus cosas, aún las más íntimas.
Muchas de ellas afloran en  lo poco profundo,
otras, como en todos, tienen su hondura.
Todas ellas traquetearon caminos y abismos,
la piel, la memoria y la carne recuerdan
con los dientes apretados y rechinando,
aún bajo esa sonrisa que, como un tatuaje, arrastras.
Tus cosas son simples como castillos de naipes
y también piden un nombre y un hombre.
Por eso ya no preguntes, no huyas, no escapes,
siempre pegadas al cuerpo irán tus cosas,
mudas, dibujaran punzantes tus formas,
eso  todos ya lo hemos pasado. Y seguimos.
Con un aliento saltando de lo profundo,
con la cabeza apoyada sólo en sueños. Viviendo.
Abriendo ventanitas con cristales polvorientos,
en un círculo íntegro continuamos viviendo.
Todo parece algo mucho para una sola vida,
hasta el amor, que como una cicatriz,
                                  se nos queda por momentos, pegado en el cuerpo.


                                                              Así es ella

                                        
Danza en su cama entre el océano y su escritorio,
disfruta de la última noche alrededor de su cuerpo,
respalda la cabeza, cuidadosa, sobre una púrpura
almohada carente de todo sentido común. Así es ella.
Reivindicando deliberada la amplitud de sus muslos,
meneando sus pechos con una sonrisa engañosa.
Mantiene en el fuego el manjar del que habrá de beber,
pasión es la sangre que corre impetuosa por sus venas.
Maravillosamente alfabética recorre en lugares orden,
desatando un calor agradable que se grava en la memoria,
                           en los pasillos del alma fluyen sus vibraciones. Así es ella

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