viernes, 19 de febrero de 2016

Franco del Campo



RECORDANDO CHASCOMÚS

Tal vez haya sido su simpleza,
sus medidas y exactas palabras,
su corazón de delicado resplandor….
Las caricias del viento
se entretienen en sus tibias mejillas…
La sombra erguida vuelve,
y se desvanece en la tarde.
Laguna de mansos colores.
Descubro que estar no es
necesariamente hablar.
Sus ojos dialogan con los míos
y me sorprendo al saber
que somos uno
y somos dos.
Me seduce su intenso silencio,
porque me permite ser luz…
Disipo el fango y traspaso
la enmarañada zona de
oscuras y rojas pasiones.
Lentamente el brillo nocturno
acude al llamado de las ánimas
y caminamos sueltos de amor.
Ahora sé, que fue un grato recuerdo.

Quilmes, 07/12/2015

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