domingo, 6 de diciembre de 2015

Griselda Rulfo Griselda

                                                Loading zoom
MANCHADA

- Manchada – grita Yudith cuando la ve aparecer. Y se ríe. Y la burla se cuela en los pasillos. Y cada tanto la señala. Y los demás gritan ¡manchada! a coro con carcajadas salvajes, estridentes, ofensivas, intensas, impulsivas, inacabables que rebotan en las paredes en ese patio de juegos de una escuela de barrio. Carcajadas seguidas de gruñidos llenos de odio mientras Marina, roja, angustiada, impotente, solloza y siente que las pecas marrones aturden el rostro. Cuando reacciona ya es tarde, no puede huir, está cercada.
Ella busca un espacio, una mirada, comprensión, apoyo, pero solo rostros gesticulantes giran alrededor, se acercan y se alejan, y gritan, y la hieren y sólo cierra los ojos y corre, corre, corre.
Su cuerpo estalla contra la pared de piedra y la sangre borra las pecas y detiene su marcha.
Ahora, ya quieta, una luciérnaga alumbra su mirada opaca.

-------------------------------------------------------------------------------------------

Al anochecer
las hojas de los árboles
dejan oír un bramar extraño.
Frente a la playa
la mujer escucha
el sonido
y se espanta.
Pero no puede huir
subyugada
por la luna rugosa
que se desparrama
a sus pies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario